No creo que a nadie le guste perder, y menos cuando pierdes y además eres humillado. Y lo peor de todo es que creo que pocos lo esperábamos de esa manera, por lo tanto el día del partido se seguía creyendo en el milagro.
Y lo malo es que no sucedió el milagro, ya sea porque Guardado no estuvo fino, porque Nery no se quiso arriesgar, porque Oswaldo no salió, porque el penal que marcaron no era; las razones están de sobra.
No me gusta decir "Se los dije", pero en esta ocasión fue así. Y me duele, no crean que no, porque lejos de sólo ser un detractor de Hugo Sánchez y su estilo bravucón de dirigir (Hugo, que fue elegido por los dueños de los equipos de primera división avalados por la Federación para cumplir con obejtivos mercadológicos y publicitarios, pero nunca futbolísticos según parece), soy un fiel fanático de mi selección, la dirja quien la dirija.
Y ahora es cuando debemos de ser más críticos con todo el proceso y lo que viene. Lejos de que los resultados puedan parecer mejores de lo que son en realidad: un segundo lugar en la Copa Oro y un posible tercer lugar en la Copa América, la realidad es que yo no he visto esa supuesta superioridad del equipo mexicano, esa superación del nivel de juego anterior.
Yo puedo respetar el cambio en el planteamiento táctico: pasar de un 5-3-1-1 a un clásico 4-4-2, o pasar de tener un delantero creativo con incorporaciones por las bandas a dos delanteros fijos con mayor peso en los volantes. Pero de ahí a ¿perdonar que por una mala lectura de partido y por una trajeta amarilla saques a tu mejor contención (Torrado), que había neutralizado al mejor creativo argentino durante el primer tiempo, y sobre todo para ingresar a un volante que no ha funcionado en toda esta nueva etapa como Medina (y miren que soy Chiva)? ¿O perdonar que ingreses de cambio en diversas ocasiones a Blanco o a Bautista para jugar como simples volantes con tal de no sacrificar tu pleanteamiento táctico, aunque vayas perdiendo? ¿O aceptar que así como así que tres jugadores de gran nivel te digan "no gracias" porque no comulgan con tu estilo de juego y que no haya represalias?
Y ya ni hablar del hecho de que el equipo haya salido con los ánimos por los suelos a jugar el segundo tiempo contra Argentina, muy a pesar de que Hugo Sánchez, si es bueno para algo, es para motivar.
Ahora bien, contrario a lo que pudiera parecer, yo no pido la cabeza de Hugo Sánchez. Me interesa más que se aprenda de los errores, que se juegue mejor, que exista una superación de los procesos anteriores pero no sólo en resultados, sino en funcionamiento. S
i se hace algo así, si se le da continiudad a un proceso, muy a pesar de que Hugo siga siendo un hocicón y mamón, creo que podremos hablar de una evolución. Ahora bien, sólo espero que los objetivos de Hugo no sean tan cortoplazistas que lo único que busque es llegar a dirigir al Real Madrid, dejando de lado a la Selección Nacional, aunque haya "peleado" por ella durante más de tres años mediante declaraciones estúpidas.
En fin, afortunadamente existe la esperanza con los chavos de Jesús Ramírez que tienen la oportunidad de vengarnos deportivamente el domingo ante Argentina, aunque el juego no será nada fácil. Y esa es una esperanza verdadera: que Jesús Ramírez eventualmente llegue a ser el técnico de las Selecciones Nacionales trabajando como hasta ahora con la original Sub-17 campeona del mundo y la sub-20.
Ojalá no tarde mucho la Federación en reconocer la capacidad de dirección y motivación que tiene este señor, para que cuando Hugo se dé por vencido haya un reemplazo listo.
La Flama Garibay
sábado, 11 de agosto de 2007
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